La gestión moderna de TI se centra en alinear la tecnología con los objetivos estratégicos de una organización, aprovechando soluciones innovadoras para optimizar procesos, mejorar la eficiencia operativa y garantizar la seguridad de la información. Esta gestión adopta prácticas ágiles, herramientas avanzadas de automatización y enfoques híbridos que combinan entornos locales y en la nube. Además, prioriza la experiencia del usuario, la resiliencia frente a ciberamenazas y la adaptabilidad a los constantes cambios tecnológicos, asegurando que la infraestructura tecnológica no solo soporte las operaciones actuales, sino que también impulse la innovación y el crecimiento futuro.